Atado en la libertad
domingo, 25 de abril de 2010

No sabes el daño que le haces a los que rodean, a los que les dejas la oscuridad en los ojos, a los que llevas tan abajo que no pueden salir más... no sabes lo potente e hiriente que puedes llegar a ser.
Cúlpame, no me interesa, hiéreme... ya no hay un límite.
Ya no siento el miedo, ya no siento el peso en mis oidos, ya no siento la torura... solo quiero volar y despertar lejos de las cicatrices, de los puntos sin cerrar, de lo inconcluso y de la culpa.
Cuando vuele, lo haré sin remordimiento, sin odio, sin versos...
Párrafos llenos de letras sin orden, sin sentido... pero con una condición: Prohibido moverse.
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